jueves, 20 de mayo de 2010

Recuento 2. Cuauhtémoc Blanco


Hermosillo, Sonora, 5 de febrero de 2010. A las citas importantes nadie quiere faltar, esta noche no fue la excepción, las taquillas tuvieron vida durante todo el día, la gente no ha parado de llegar, todo mundo quiere estar ahí. Viernes por la noche, la mejor opción para asistir a un evento deportivo, aunque en esta ocasión los de la capital del estado de Sonora han volteado a ver el fútbol y eso que el campeonato obtenido por los Naranjeros en la Liga Mexicana del Pacífico aún se respira en el ambiente. Todos lo quieren ver de cerca, nadie quiere perderse la visita de uno de los mejores jugadores del futbol mexicano, ha vuelto a ser el centro de atención con la convocatoria a la selección, siempre querido u odiado, Cuauhtémoc Blanco y su piel de tiburón, movilizó a toda una ciudad. Sobresalen las playeras y banderas del América, también aparecen las del Veracruz, todas con el común denominador del número 10, algunos toman su lugar en las gradas, otros se quedan cerca de la entrada de los jugadores para ver si lo logran ver de cerca y obtener la foto del recuerdo, hasta afuera de los vestidores es una locura, medios de comunicación, recogebalones, gente que ha burlado la seguridad por conocer a alguien del estadio, personas con acreditación de prensa y que no son nada de la prensa, en fin, todo mundo lo espera, el inspector seguridad no sabe cómo controlar tanta gente. Afuera se escucha el clamor de la afición y él no llega. La gente vestida de rojo empieza a aparecer, lo mejor es que jugadores y cuerpo técnico aparecen por otra entrada, han jugado una carta que nadie se esperaba, Cuauhtémoc va respaldado por dos personas de seguridad que no dejan que nadie se acerque a él, todo mundo le grita y quiere captar su atención, pero él se sigue de frente, porque ya casi es hora de salir a calentar para empezar el juego, toda la gente de afuera de los vestidores, por fin, se van de ahí, la afición llena los últimos lugares en la tribuna. Cuauh sale a calentar todo mundo lo aclama. Comienza el juego, nada para nadie, un gris empate, lo único que le da presencia a este deslucido juego es la presencia del Tiburón Blanco. Al concluir el juego, toda la gente monta guardia fuera de la salida, ahora si Cuauhtémoc no tiene de otra más que esa, ahí se encuentra su camión, toda la policía comienza a hacer una valla, hasta ellos piensan en meterse a la tumultuosa masa. Entre apretujones salen los jugadores, de nueva cuenta Blanco va con gente que lo respalda, él es el que más sufre de aventones, todo es un caos, gritos, flashes, los uniformados haciendo su máximo esfuerzo para no romper el cerco que han hecho, el famosísimo 10 que cada vez se le hace más eterno el camino a las escalinatas del bus. Cuando logra subirse a su camión, Cuauhtémoc saluda, le pide al chófer encienda las luces para que la gente lo vea y aunque sea así le puedan tomar foto, el polémico jugador se da el lujo de escoger quién si puede subir para tomarse una fotografía a su lado, después de 10 minutos de glamur y de deleitar a la gente a través de la ventana del camión, se acaba el show, es hora de partir, los hermosillenses podrán contar que lo tuvieron tan cerca, que lo vieron antes de que se fuera a luchar por su lugar para Sudáfrica 2010.

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